Por qué deberías usar tu cámara como accesorio de moda para mejorar en fotografía de calle

¿En qué te fijas cuando compras una cámara? ¿En si es el último modelo? ¿En su calidad-precio? Hoy voy a hablar de otra opción por la que algunos optamos y que recomiendo encarecidamente. A ver qué te parece esto. La mejor cámara que puedes comprar es la que puedes usar como accesorio de moda. Como quien se compra un sombrero o un collar. Sobre todo para nosotros, los que le damos a la fotografía de calle, la estética de nuestra cámara va a ser la mitad de su poder. La otra mitad se la dejamos a las especificaciones que cubren nuestras necesidades y a su concepto.

Deja que me explique. Con la llegada de las réflex digitales, se produjo una homogeneización en el diseño de las cámaras que aún continua en nuestros días. Esto ha provocado que los aficionados no podamos tener una cámara acorde a nuestro estilo personal y poder diferenciarnos de los demás. ¡Todas se parecen demasiado! Para uso profesional, esto da un poco igual. Simplemente queremos que funcione y ya. Pocas veces un fabricante ha hecho algo rompedor, algo diferente al cuerpo de una réflex genérica. Cuando lo ha hecho, a veces ha triunfado, como es el caso de Fujifilm con sus x100 y x-Pro. Otras veces, el diseño no gustó del todo, como aquella Ricoh RDC i700.

Fujifilm x-pro y x100
Fujifilm x100v y x-pro3 (Fuente: FujiLove)
Ricoh RDC i700
El diseño de la Ricoh RDC i700 es considerado como uno de los más feos

La mejor cámara: Incluye una cámara en tu estilo de vida

Todo lo que voy a escribir en este artículo no es una tendencia que yo he creado ni me lo estoy inventando. Es algo que ya existe y que, gracias a Instagram, se está extendiendo entre las nuevas generaciones. Y es que cada vez hay más cuentas sobre fotografía que no sólo publican sus obras, sino también su estilo de vida. Muestran en imágenes cómo personalizan sus cámaras y cómo las incluyen en su vida diaria, en su estilo de vida. Algunas de estas cuentas son BigHead Tako, Liekevroomen, Jonas Rask y Fuji Dude, por si necesitas inspiración.

La mejor cámara es tu accesorio de moda: Forma vs Funcionalidad

Por suerte, cada vez son más las opciones que tenemos para personalizar nuestras cámaras y dejarlas a nuestro gusto. No dejan de aparecer accesorios como correas, parasoles, botones disparadores, agarres de tipo empuñadura y thumb grips de diferentes formas y colores. Lo bueno es que estos accesorios no solo contribuyen a la estética de nuestro equipo, sino también a la funcionalidad. Nos permiten sostener mejor la cámara, o tenerla más a mano gracias a algunos tipos de correas. El problema está cuando se le da más importancia a la forma o estética que a la funcionalidad.

La mejor cámara es tu accesorio de moda
Me encanta la Ricoh GR tuneada así

Recargar nuestras cámaras con accesorios, como está llegando a ocurrir últimamente con algunos usuarios de Leica y Fujifilm, puede ser un estorbo. En mi caso, prefiero un balance entre ambos. Mis cámaras digitales personales (Leica M10, Fujifilm x100v y Fujifilm x-pro3) no llevan ningún tipo de accesorio salvo una correa a mi gusto, todo bastante simple. Sin embargo, me gusta ese tipo de cuerpo, tamaño, peso y manejo. Le doy la misma importancia a su estética que a su funcionalidad. Por contra, mi cámara utilitaria para vídeo (Sony a7 IV), la que me da el trabajo hecho y “a otra cosa”, ni siquiera lleva correa. En este caso, no le doy importancia a su estética. Es una cámara que no me gusta y no usaría para mis fotos personales. A continuación cuento el porqué.

La mejor cámara es tu accesorio de moda
Mi x-pro3 es mi cámara más personalizada, con una correa rosa y un parasol en la lente. Aún así, se ve muy limpia, sin logos. Ese look industrial es justo lo que voy buscando, ya que así soy yo.

La mejor cámara: La estética me inspira, la funcionalidad, no

Para mí, mis cámaras personales son objetos con los que quiero expresarme artísticamente. Quiero crear arte con un objeto al que yo también considero como arte. Para mí, el diseño de esas Fujifilm y Leica es arte y me inspira a crear. Me inspira a llevar la cámara conmigo como el que se cuelga un collar o se pone una gorra. Sin embargo, una cámara no es como unas gafas de sol o una gorra, no creas nada con esos accesorios. Una gorra te la puedes poner porque te gusta su diseño o quieres que te relacionen con esa forma de vestir. También puede ser que ese día no tengas ganas de peinarte, que es lo que le pasa a un amigo muy cercano.

La moda de las cámaras TLR
Las cámaras TLR también están muy de moda entre los jóvenes fotógrafos. Pueden pasar como un accesorio de moda perfectamente.

¿Con una cámara? Hasta puedes llegar a cambiar el mundo. Por lo tanto, si ya tenemos normalizado salir con ese tipo de accesorios en la cabeza o en la muñeca, ¿por qué no normalizar también salir con una cámara y no verla como una carga? Con la aparición de cámaras cada vez más pequeñas y capaces (hola, Ricoh GR), lejos quedan los días en los que teníamos que salir con una réflex grandota. La pobre se pasaba más tiempo en la mochila que en nuestras manos. Además, llaman más la atención a los amigos de lo ajeno. Ya sabes, cuanto más grande es el equipo, más caro parece y más profesionales nos hace parecer a ojos del público general. Y hablando de mochilas, éstas también tienen su propia categoría en cuanto a “moda fotográfica”. ¡Las hay para todos los gustos!

cargado de cámaras
Cada vez menos aficionados a la fotografía de calle buscan este tipo de equipos
Siempre viste una cámara
El texto de la imagen lo dice todo. Vístete con una cámara siempre. (Fuente: Throsten von Overgaard)

3 motivos por los que usar una cámara como accesorio de moda y mejorar en tu fotografía de calle

Kendall Jenner con su Contax T2
Kendall Jenner con su Contax T2. ¡Gracias por tripicarles el precio!👋
compactas desechables
Las cámaras desechables de carrete también pueden ser una buena opción para llevar siempre encima

No hay que confundir usar una cámara cara con una cámara cuya estética nos guste y nos inspire al usarla. Es más, los equipos más caros suelen ser gigantes para llevarlos encima como si fueran accesorios. Exceptuando el tamaño de las Leica M y poco más, claro. Pero en serio, hay quienes usan cámaras desechables de plástico como cámara-accesorio. Son lo más barato que te puedas encontrar pero oye, si te inspiran a fotografiar, ¡adelante! Últimamente, las compactas de carrete se llevan bastante. Puede que alguna celebrity las haya puesto de moda. Desde las más premium hasta las más baratas. No tenemos que desprestigiar ninguna, sino guiarnos por nuestros gustos y necesidades. Esto puede ayudarnos a mejorar por tres motivos.

Motivo 1: Quieres llevarla siempre encima

Las cámaras de carrete están de moda
Si tienes demasiado equipo, quizá te empiece a dar pereza salir a hacer fotos

Es lo que vengo diciendo desde el principio. Si la cámara te gusta estéticamente, te gusta su concepto, te inspira y encima pesa poco, no te dará pereza de llevarla contigo. Si la tienes siempre contigo, fotografiarás más y practicarás más tu mirada. Es lógico. Aprenderás también a cómo reconocer una buena foto. Ya no hace falta que preparemos salidas fotográficas, pues cada vez que salgamos a la calle va a ser una salida fotográfica en sí. Piensa en la cámara como una herramienta que registra lo que ves. Si no la llevas, entonces significa que “no lo has visto” jejeje. Esto da lugar al segundo motivo.

Motivo 2: No perderás tantas fotos

La mejor cámara es tu accesorio de moda
La serie M de Leica también es una opción de calidad para llevar siempre encima

Si tienes tu cámara siempre encima, ya no te vas a perder tantas oportunidades fotográficas cuando estas se presenten ante ti. Hay veces en las que no llevamos la cámara con nosotros y nos arrepentimos o solo nos queda hacer la foto con el teléfono. Eso sí, lleva la cámara siempre preparada, no dentro de una mochila. Llévala en un lugar accesible. Puede ser colgada del cuello, cruzada por el cuerpo o colgada al hombro. Si hay zonas en tu ciudad en las que es mejor no llevar algo de valor visible, no pasa nada. Guárdate la cámara, mejor no arriesgarse. Al final, es lo mismo que lucir unas zapatillas caras o un teléfono, hay veces en las que es mejor no enseñarlos. Tienes que dar una imagen de que la cámara es un accesorio que siempre llevas, una extensión de ti.

Motivo 3: Un estado mental fotográfico constante

Lleva tu cámara a todas partes
Siempre creativo y con estilo al mismo tiempo

Saber que llevas una cámara contigo te pone en una mentalidad diferente. Estás en un constante modo creativo y, además, te da va dando más seguridad. Con seguridad me refiero a la confianza que tendrás a la hora de manejarte con una cámara en público. Date cuenta de que los que ya te conocen te van a hacer preguntas. ¿Dónde vas con la cámara a todos lados? La gente que no te conoce de nada y no está acostumbrada a ver cámaras por la calle, se te quedará mirando. Otros fotógrafos también se te quedarán mirando a ver qué equipo llevas y así prejuzgarte. Todas estas interacciones te van a ir quitando la vergüenza. Lo más importante de todo esto es que terminas viendo el mundo en términos fotográficos. Vas a ver luz, líneas, yuxtaposiciones y planos en lugar de personas, calles y paredes.

La mejor cámara y accesorio al mismo tiempo: Mis favoritas estéticamente

Fujifilm x-pro3 Dura Silver: Mi cámara digital favorita estéticamente

La mejor cámara

Leica M10: La cámara con la que mejor me desenvuelvo

La mejor cámara

Leica SL: Quizá en un futuro me haga con esta “antigualla”

La mejor cámara

Fujifilm xf10 color champán: cámara modesta con aspecto lujoso

La mejor cámara

Contax T2: Mi compacta de carrete favorita

La mejor cámara

Hasselblad x1d II: Otra maravilla del diseño

La mejor cámara

Con este artículo tan sólo intento que las cámaras sean vistas como un objeto que debe ser normalizado. Hay lugares en los que si entramos con una cámara casi que nos cuelgan el cartel de terroristas. ¿Sueles llevar la cámara siempre contigo? ¿Cuál es el tipo de cámara que te gustaría llevar? Quien tenga algo más que añadir, que hable ahora o Calle Para Siempre.

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4 Comments

  1. Daniel Herrera

    Hola Ernesto.
    A mi me llegó a pasar que compraba una cámara y era negra, a veces grande o compacta. Al final de todo termine vendiendo mi equipo porque no me sentía cómodo. Lo que terminé haciendo fue comprar una sony a5000 color blanco, ya que nunca había tenido un equipo de ese color. He quedado encantado con el equipo y me siento feliz con la cámara hasta le puse nombre (Grilse) jaja. Lo único personalizable que tiene fue que le recorte una mica para proteger la pantalla pero fue recortada de manera chueca.
    Sin duda me siento listo para salir a la calle a tomar fotos.
    Saludos desde México 🇲🇽.

    • Puede que seas el único o de las pocas personas que salen a hacer foto de calle con una cámara blanca! jajaja. Pero ahí está la cosa, si es la cámara que te motiva a sacarla a la calle, será la cámara que te hará mejorar, no importa lo antigua o moderna que se considere por el mercado. Eso está claro. Saludos hasta México!

  2. Mi cámara me hace diferente a los demás, pero mis fotografías son exactamente iguales a las de chorrocientos “fotógrafos” ramdoms de IG. Aportan nada. Aportan lo mismo que un bolso o que unas bambas: la experiencia de ser distinguido. Como el Corte Inglés. Una ilusión vanidosa para el pobre. La ilusión de ser alguien. De que pertenezco a un círculo selecto. La morterada que he pagado por el bien posicional, que se llama eso, es PRODUCTIVA. ¿Qué mejor argumento se puede esgrimir hoy para dejarte los cuartos en algo que no necesitas en absoluto? Ahí se termina la fotografía, en el trasto que me hace sentirme un alguien que produce un algo. Y cuando algún gilipichis -porque lo hay- me dice -oh espejito, espejito- que no soy la más guapa del reino, automáticamente pasa a convertirse en un rival a suprimir eventualmente, en un enemigo, en persona non grata. En realidad, rivales ya lo eran todos antes de que empezara ese juego tan competitivo del ser especialitos. Porque todas quieren ser guapas y especiales, distinguidas y es divertido el tirón de peluca. Se divierten recreándose en su vanidad. ¿Pero qué van a hacer? Es mucho peor si lo ocultan. Pero es tan mediocre todo… Precisamente porque las personas son muy similares tratan de diferenciarse, porque si uno es realmente diferente al resto lo que busca es pasar desapercibido. El rebaño tan solo sospecha que lo diferente incomoda. No han sentido el daño de serlo. Que ser diferente les plantea preguntas, lo saben, pero no quieren asimilar ese “¿Quién diantres es este?” que se les revuelve en un “¿Quién diantres soy yo?”. El re/conocimiento implica un conocimiento que muchas veces conviene ocultar en un tupido velo porque te deja en mal lugar. Y es que eres mediocre. Las cosas se complican de verdad cuando con esos dispositivos de vanidad que son las cámaras, quiero imitar (y no hay nada reprochable en ello) a un Alex Webb, a un Moriyama, a un Koudelka, a un Sthepen Shore, a un Depardon, a un Chema Madoz, a un “pon aquí tu totem-ramdom fotográfico favorito”… Y se complica porque tu intención ya no es parecer un alguien sino serlo. Mal asunto eso del ser en tiempos para el postureo. Entonces vienen las frustraciones no resueltas, los bolsos, los complementos, los gustos de niño mimado (el mí no gustar), la pasivo-agresividad y toda esa vorágine de reflejos caprichosos que intenta llenar vacíos existenciales muy hondos con aspavientos de fea. ¿Cuántos fotógrafos engreídos no habré conocido en tan solo dos años? En el peor de los casos vienen las llamadas a la mamá, a la abuela, a la novia, la mujer, al “tú vales mucho Pepe, quiérete”. Porque los hay malos como un dolor de muelas y eso debe costar horrores levantarlo… Querámonos y cuidémonos, y todos esos resortes que los hacen dependientes del aproved en círculos de falsa camaradería. Decepciónalos o ve contra sus intereses y ya verás las duras espinas de esos atunes. El asunto, y lo he comprobado muchas veces, puede resumirse en que NO LES SALE. Es como pintar realista al óleo, o te sale o no. O cómo marcar el ritmo. O cómo la escritura. O lo llevas dentro tuya o plantéate otra cosa. ¿Qué importará la máquina de escribir si te sale, lo quieras o no? De lo contrario puedes intentarlo lo que quieras. Años… Toda la vida… Comprarte tu cámara más distinguida y molona, formarte en una Escuela de Arte, pagar por cursos que no te van a servir de nada… Lo que te de la real gana chica que para eso el cliente manda, pero O TE SALE O NO TE SALE. O eres diferente o no -que tontería-. Y mientras más artisticidad (qué si formas, líneas, ecos y el Susuncorda en camello) le pones al asunto mucho peor. Más forzado, más cliché y más hondo es el fracaso. ¿Porque no simplemente se plantean hacer las cosas aceptando sus limitaciones? ¿Tanto dolorcito les da su torpeza o su mediocridad? ¡Pero si la torpeza o la mediocridad son sus virtudes! Y sépalo, que no me la ponga envuelta, que tampoco se la compro. Pero no lo pillan. Insisten en ser artistas disimuladamente, sin que se note. Y lo consiguen. No se nota nada. Cuanta inocencia por favor, como si el refinamiento le cayera a uno del cielo. A la guinda de todo ese pastel la llaman “mi estilo”, “personal” además, para más inri, como para ponerle melodrama al asunto de la opinión que puedan generar “sus obras”. Todo el asunto es muy personal y muy obrado, tremendamente ambas cosas, pero cuánta gente haciendo siluetitas sin hondura de ninguna clase… Cuánta gente haciendo retratos portrenses tocándose la cara en un campo de girasoles al atardecer… Cuánta gente creyédose la próxima Nan Goldin o el próximo Joel Meyerowitz… Y que cansinos. Dentro de toda esa varieté fotográfica, de ese caldo gordo de pastillas Avecrem que representan los círculos fotográficos, están los que tratan de intelectualizar el asunto. Eso son los peores. Porque, cuántos fotógrafos no habrá en este mismo instante “reflexionando” sobre la gentifricación del barrio de sus puñeteras o la cosificación de la mujer… Dando lecciones moralizantes a una sociedad ya cínica del todo. No es ya la soberbia del aleccionamiento que implica el asunto, ni la lata, ni el empanamiento, sino que lo más vergonzante es que lo llaman reflexión. ¡Pero si la reflexión ya la tienes hecha desde el minuto uno alma de cántaro! ¿Qué reflexión es esa? Menuda trampa al solitario. Más que reflexiones son flexiones al pensamiento hegemónico, inclinaciones de chepa. Al menos, la que siendo vanidosa se compra una Leica con la que lucir palmito no es una persona servil. Es pagada de sí misma, sí, pero no servil sino de su propia vanidad. Pero los mediocres siempre buscan en los mismos sitios y es normal verlos frecuentar los dos mismos bares de siempre. Al que no tiene ni papota de fotografía lo engañan vilmente como a un primo. Solo una pequeña minoría, no nos engañemos, de galeristas, directores de museo, cutaitors, coleccionistas, editores e investigadores ponen un poco de orden… Criterio se llama eso. Sin ellos la fotografía no tendría la posibilidad de salir de todo ese mundanal arañar.

    Pd: un saludo y solo aclarar que todo es una ficción, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

  3. ¡Pues claro que me encanta llevar mi cámara encima y creo que es preciosa! Y en el momento comprarla fue una de las razones que hicieron que me decantara por ella. Eso y que me recordaba a la antigua Zenit con la que hice mis primeras fotos.
    Tengo una Olympus E-M10 Mark II que va perfecta con mi tamaño de mano. Pesa poco y no me da miedo llevarla colgada cruzada junto con un bolso pequeño en el que llevo la batería extra o un segundo objetivo.
    Como dices, al llevarla a menudo he podido hacer fotos en ciertos momentos inesperados. Y me hace estar en la calle especialmente receptiva a lo que me rodea. Al sentir su peso en mi hombro miro mejor y soy una persona más atenta. Menos ensimismada.
    Que un objeto te parezca bello y agradable a la vista, al tacto, conlleva que quieras tenerlo cerca y le cojas cariño. Estableces una relación amistosa, como con la ropa con la que te sientes a gusto o ese libro amado. Y me fijo en las cámaras que usa otra gente y en si me parecen bonitas o me gustaría cogerlas y trastear con ellas.
    Y me encanta saber que en mi mano cabe una herramienta tan potente y que me aporta momentos especiales.
    Es un placer leerte, Ernesto. Muchas gracias por compartir tus experiencias e ideas.

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